jueves, septiembre 29, 2005

Perpetua busqueda de la extrañación


Y quién se que haya inventado la ardua labor de ver las cosas cada día como "normales", por favor, que levante la mano y sea el primero en mostrarse el camino de salida.

Sí, derepente me sorprende saber que odio la primavera, por ser tan florida y fácil, que abre los pétalos de las flores como piernas de mujer...como pensamientos claros, como luces prendidas y riega calor por todas partes. Qué patética situación tan insinuante.

Es que derepente al tiempo se le concede estar arrecho por un par de meses al año?

Cómo me sorprende levantarme cada día con el mismo pie y decir siempre, "mierda otra vez", al referirme que otra vez desperté viva, si la noche anterior me dormí sumamente convencida y conciente de que moriría al despertar?

Parece que por algunas horas, todos los hechos escalofriantes se pusieran de acuerdo para aparecer juntos , de golpe. Dejando, a todo el que pretende caminar despistado por la calle, con la boca abierta. Y muchas veces en vano.
Pasan cinco ambulancias escoltadas por policias en motos, sirenas,
luces. Un carro de bomberos. Un simulacro
Un temblor que no se siente ni a si mismo.
La certeza que tengo de vivir, derepente la muerte sentada en mis faldas....como una flor.

Es tan complicado abrir las alas y volar de nuevo. Con tu viento, con tu sal.
Reconocer que la primera vez que me reconocí no fue al verme en ti, ni tampoco al verme en el espejo, sino cuando supe que no existe nada de lo que pienso real.

O quizás si...

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