Laberintítis

Pongo a un lado mis libros, al menos por hoy. Hace mucho que no escribo otra cosa que no sea un poema, quizás autorestringiendo mi libertad literaria, he dejado de escribir las cosas, de describir las cosas. Entre ayer y hoy me encontré en un hueco, como una zanja entre la tierra quizás,y mucha lluvia. Una zanja que, como en alguna historia parecida, me absorbió rápidamente sin siquiera preguntarme si quería ser absorbida. He caminado lento estos días, tratando de respirar más, de recuperar de algún modo lo absorbido.
Días atrás me puse a revisar un medidor de bioritmo, puede que sea suceptible o facilmente manipulable por cuestiones como esa, pero por estos días mi bioritmo andaba por los suelos en todos los aspectos: La zanja. La zanja ahogada por tanta lluvia.
Hoy es uno de esos días que en lugar de hacer algo productivo, tienes la posibilidad de mirar pasar el camino por la ventana del carro, mientras el vapor de la respiración caliente empapa el vidrio y que casi de forma automática limpias con la mano, mientras las gotas persistentes golpean los techos. Hoy es un día de esos en los que siento que me sobran las palabras y me falta paciencia, siento que concentrarme es una tarea completamente imposible porque no solamente he perdido el equilibrio y veo girar todo, sino que también las ideas me revuelven el cerebro y no puedo mantener quieto mi corazón. Alguien me dijo: es laberintitis. Por lo que, saliendo del significado médico, me parecía el nombre perfecto para lo que estaba sintiendo...un laberinto.

Cable a tierra: Mi laberinto es imaginario, "a veces el silencio es mejor"

Devenir

Quizás caen las ventanas rotas
sobre mis manos abiertas, sobre mi alma desnuda, sobre mi cuerpo inerte

Quizás son sólo las palabras punteagudas que cortan mis pestañas,
que mutilan mis latidos, que liberan las lágrimas.

De pronto, pasa como ola desconocida tu nombre sobre mi piel, cierra la herida
rompe el silencio, me nombra...

Tus manos me crean nuevamente
cierran mis ojos, leen mis huellas, hacen caminos, abren mis alas