martes, noviembre 14, 2017

1

Se cierran las grietas cubiertas con yerba fresca, la tierra sana, y este espacio deja de ser ese profundo vacío donde te vimos partir. De nuevo te conviertes en vida. El pie de la montaña, junto al río, la soledad de quien te busca encuentra su cauce. La nada incontenible es ahora un arrullo. Te encuentro en este umbral.
Pasaron pocos meses, y este proceso de transcurrir la vida es exhaustivo. Jamás pude entender las ausencias, el hecho de no estar se disgrega constantemente con la idea de dejar fluir. En mi mente encuentro como un eco un recuerdo que me retuerce el corazón, tus últimos respiros, tu mano con la mía, tus ojos cansados, sabías la verdad. La espera.
Te di un beso en la frente y te dije "ya vas a descansar, te amo"
Esas fueron mis últimas palabras, después de varios días de múltiples despedidas,
aferrándonos a cada instante a tus latidos.
Te vi alejarte lentamente y en tus susurros me pedías descansar.
Ahora pienso, dónde pertenecemos? si al final regresamos al lugar de partida, el alma misma del universo. Es ahí donde en este instante te comprendo y te encuentro.
Presencia constante de recuerdos, palabras, miradas, llantos, risas.
Arrullo de paz.
Pienso en tus ojos que vuelven al hogar, la esencia de quien soy.
Feliz cumpleaños abuelita, aquí en mi alma.