viernes, abril 14, 2023

Bitácora

Qué pido, qué espero...

no se si es una pregunta que logre responder con mayor complejidad o profundidad que "atención". 

Esto es una herida de abandono? me busco a mi misma como madre intentando definir lo que tu no eres, lo que no fuiste. 

Es este un reclamo por las veces que me dejaste a la mitad del camino, no porque yo quisiera recorrerlo sola sino porque ya no querías o podías seguir adelante. 

No se qué pudo ser. 

Pase toda mi vida construyéndome de la forma en la que soy, con lo que pude y lo que tuve a la mano. Por alguna razón de pequeña no pude expresar mi dolor sobre la soledad, sobre las cargas impuestas sin pregunta. Sobre el desdén que tenían otros sobre mi solamente por estar. Tu sabías...no hiciste nada, seguía sola, con mi mente. 

Cuando ya no estaba dentro de tus posibilidades pagarle a alguien por cuidar a mi hermano, empecé yo. Quizás haciendo lo que vos hiciste con tus hermanos, por obligación y por herencia. Sin preguntar. 

En esa soledad conocí mi independencia, mi dolor, mis ganas de morir. La vida era un ciclo sin amor, en medio de problemas que definitivamente no eran míos. 

Y en esa falta que llené, me reconocí puente y sostén, de una maquinaria que ya venía coja. Sosteniendo la cordura y la armonía de los que me rodeaban. Alimentando, limpiando, sosteniendo, entendiendo. Solo era una niña. 

Me construí sola, en su momento me reconocí incapaz de salir de esa situación sin ayuda y la busqué en otro lugar, alguien que me ayudara a pensar y pensarme de otra forma. La hija autosuficiente. 

Qué te pido ahora..., que me des las gracias? que reconozcas tus faltas, tus ausencias. No va a pasar. 

No puedo desligarme del todo de esa idea, creo que al final de todo, es algo que nadie puede. 

Me valido a mi misma, en otro lugar, en otro estado. Pero tu mirada parece siempre perseguirme y plantearme la pregunta. 

Y no puedo preguntarte por algo que no ves, que no necesitas ver, que no quieres ver. Algunas veces las cosas son solo así. 

Claro, todo lo que soy, lo que hice es el recordatorio de que no hay el "gracias a mi" en el que nuestra familia encuentra la validación. 

Gracias a mi misma y como me construyo estoy acá diametralmente distante de las líneas del tren pero subida al mismo tiempo. 

No entiendo, no puedo o no quiero. Siento la angustia y por momentos me cuesta conformarme que incluso en su ausencia tuve la presencia constante y activa de otras partes del rompecabezas, que mis vacíos se completaron incluso con partes de otros juegos. Que me conforma un maravilloso universo de puertas abiertas incluso cuando mi camino parece derrumbarse. 

No creo que la vida sea fácil para nadie, hay tantas razones para que esto sea así y tantas más para incluso disfrutar y ser feliz en esa dificultad, trabajándola, viviéndola. 

No pienso que tu vida haya sido fácil, todo lo contrario. Se que tuviste una juventud muy dolorosa y difícil, con una madre que a piedrazos tuvo que pararse y continuar pero que decidió tirarte piedras a ti también, para que aprendas. Que te cargó de responsabilidades más allá de tu edad y voluntad. Que te castigó por cada decisión que tomaste incluso por aquellas que tomaste por necesidad. Se que ese vinculo te dolió hasta el último día de vida de mi abuela, mis tíos se encargaron de que así fuera. 

La criticaste enormemente, en un punto creo que la odiaste, pero siempre estuvo su mirada haciéndote preguntas. Eres valiosa? sirve lo que haces? cómo mides el éxito en tu vida? 

Preguntas que pienso que de alguna forma me heredaste y que ahora con mucho trabajo yo puedo contestármelas, pero ilusamente espero que mis respuestas te conformen, te hagan feliz. Siento que no es así. 

Ahora, con la edad y la distancia, creo que más que nunca la pregunta no tiene un lugar en tu vida. Reafirmarte como persona, como madre, como hermana y como esposa se redujo a lo que tu familia valida, a prioridades tan diferentes a las mías que nuestras manos no se tocan. 

Quizás, para ti me convertí en esa guillotina afilada que se mece como un péndulo incesantemente. En esa lista de límites y orden que te recuerdan que somos diferentes. Que definitivamente nuestras manos no se tocan. 

Yo te amo, profundamente. Quizás a ambas nos duele, a mí si. 





No hay comentarios.: