domingo, febrero 19, 2006

Espera



Miro el reloj por sexta vez en dos minutos. No apareces.

Tengo que lidiar con los fantasmas conocidos y algunos nuevos, otra vez.
Se me va olvidando tu rostro, pero recuerdo muy bien que tengo que esperarte...
Se me olvida la paciencia y queda el dolor del vacío inédito, del lacerante tiempo ausente y circular.

Miro el reloj otra vez, aunque ya perdí la cuenta hace mucho de cuánto tiempo te espero y de cuántas veces ya miré el reloj.

Miro, miro, miro...y por más que busque en las manecillas del reloj, en los números parpadeantes, en la posición del sol, no apareces.

Tu ausencia se hace más grande y más oscura, más distante.

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