jueves, agosto 31, 2006
viernes, agosto 18, 2006
Agosto

Se apagan las luces.
Qué sino tus manos, recorren mis hombros y deslizan mi silencio hasta el abismo más profundo, el sillón.
Ahí, en el silencio, te encuentro repentinamente cubierto de mi sombra, de mis manos.
El líquido sombrío de la luz, resbala por tu espalda
y despacio
sin preguntar,
me deja sin palabras.
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